sábado, 31 de julio de 2010
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A veces mil cosas pueden cambiar el paisaje de un pueblo, de una vida, de una ciudad...pero siempre estará esa belleza inalterable que da el saber estar en el sitio que te corresponde, de pie recibiendo impasible el paso del tiempo, la lluvia, el sol; el viento que trae noticias lejanas de otras vidas de otros lares vividos y gozados en la profundidad de un corazón en paz consigo mismo y con otros.
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